Capitulo 2 Historia de la homosexualidad en España: La homosexualidad en la Roma Hispana


Los romanos trajeron, junto a los demás elementos de su cultura, su moralidad sexual. En la sexualidad romana era más importante el estatus que la persona. Así, los hombres podían penetrar a esclavos, eunucos, prostitutos de la misma forma que a esclavas, concubinas o prostitutas. En cambio, ningún ciudadano de reputación, dejaría que otro hombre lo penetrara, independientemente de la edad o el estatus. La distinción era estricta entre el homosexual activo (que a veces se acostaba con mujeres y a veces con hombres) y el pasivo, que era visto como servil y afeminado.
En general, en Roma dominaba una forma de homosexualidad muy similar a la practicada por los griegos.
El lesbianismo también era conocido tanto, entre mujeres femeninas que compartían el sexo con otras mujeres sin más, como el tribadismo, en el que mujeres de aspecto varonil desempeñaban actividades masculinas, incluyendo la lucha, la caza y la relación con mujeres.
Marco Valerio Marcial, un gran poeta y letrado hispanorromano, creció y se educó en Bílbilis (próxima a Calatayud), pero pasó gran parte de su vida en Roma. Allí caracterizó la vida romana en epigramas y poemas. En una primera persona ficticia habla de las costumbres sexuales y de recibir felaciones tanto de hombres como de mujeres.
Otro ejemplo es Adriano, uno de los emperadores romanos nacidos en Hispania. Fue emperador del 117 al 138. Tuvo a un famoso amante, Antínoo o Antonius, al que deificó y en cuyo honor, tras su muerte accidental en el Nilo, construyó la ciudad de Antinópolis o Antínoe en Egipto.

Con la llega del cristianismo al imperio romano, la moralidad romana ya había cambiado hacia el siglo IV, en el que Amiano Marcelino critica amargamente las costumbres sexuales de los taifali, una tribu situada entre los Cárpatos y el Mar Negro, que praticaba la homosexualidad como los griegos.

En 342 los emperadores Constantino Constancio introdujeron una ley para castigar la homosexualidad pasiva, posiblemente con la castración, ley que fue ampliada en el 390 por Teodosio, que deja quemar en la hoguera a todos los homosexuales pasivos que trabajaban en burdeles. En 438 la ley fue ampliada a todos los homosexuales pasivos y en el 533 Justiniano castigaba cualquier acto homosexual con la castración y la hoguera, ley que se hizo más estricta en el 559.
Hasta el año 313 no hubo una doctrina común en el cristianismo sobre la homosexualidad, pero anteriormente San Pablo ya había criticado la homosexualidad como contra natura.



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